Espacio dividido
en sueños infantiles
de temores, angustias
y frágiles sollozos.
Manantial de ternura,
ante un muro de espanto.
Intervalo de miedo,
diluido en abrazos,
caricias y palabras.
Pero la sola imagen
de una aguja hipodérmica,
hace brotar el llanto
a una niña asustada.