Al ver esta imagen de los quesitos Lo
a Vaca que ríe no puedo evitar viajar en el tiempo a mi infancia. Mi padre nos traía este queso untuoso y otros alimentos cuando viajaba por motivos de trabajo a la frontera francesa. Francia siempre quedará en mi recuerdo como esa ventana abierta a la libertad, a los alimentos sofisticados y a productos novedosos. Cuarenta y muchos años después todavía nos llevan mucha ventaja.