Trabajo callejero

La mañana era fresquita y yo salía del metro de Poble Nou. En vez de desenfundar la cámara abrí mi cuaderno de notas y escribí lo siguiente:

No tengo claro cuánto cuestan 4 encendedores en un estanco. Pero un tipo cincuentón, sobrado de canas y con muchas ganas de ganarse la vida los vendía a un euro. La chaqueta de cuero y los pantalones vaqueros le daban un aspecto informal, pero digno. También ofertaba por tres euros estas carteras de aluminio que venden en Carrefour por unos catorce euros. No paraba de repetir con acento del sur “4 mecheros un euro.” Pero la gente pasaba con prisa y todo lo más se detenían junto al repartidor del diario 20 minutos en plan Ferrari; con gorro y chaleco rojo.