martes, 5 de marzo de 2013
¿Qué tal estás?
¿Qué tal estás?
Mucho mejor que su Majestad el Rey. Pero no tan bien como su Alteza Real el Príncipe Felipe. Sin embargo, reconozco que de sufrir la mitad de achaques que don Juan Carlos hace tiempo que un servidor estaría criando malvas. Carezco de dinero y de contactos para sufragar tanta operación o saltarme las interminables listas de espera. Por otra parte tengo una sana envidia por la privilegiada situación de nuestro querido monarca; a pesar de estar en situación de baja laboral no sufrirá recorte alguno en las prestaciones. ¿Cuántos privilegiados asalariados acuden a su trabajo afectos de gripes, lumbalgias o conjuntivitis severas por temor a los salvajes descuentos y el miedo al despido de la contrarreforma laboral? Así las cosas en mi próxima reencarnación me hago Rey. Tal vez no tan campechano. Pero sin cacerías de elefantes, amigas entrañables, yernos estafadores y cosas por el estilo. Espero que me perdone allí dónde esté mi difunto tío Domingo, antiguo líder de Izquierda republicana y amigo de don Manuel Azaña.