Asocio la pizza a la camaradería y jolgorio de mis tiempos juveniles, a ciertas cenas íntimas y a comidas de trabajo. De esta forma, la amistad, el sexo y el trabajo se contraponen a una comida más o menos apetitosa y grasienta. A nivel gastronómico, sin embargo, prefiero sin duda las pizzas que probé en Italia. Los buenas pizzerías barcelonesas suelen hacer pizzas aceptables. Las cadenas de pizza suelen mantener un nivel inferior. Pero tienen sus cosas buenas.