Nota: Estamos preparando, una publicación, una exposición y un congreso sobre el tema. Contacta con nosotros si te interesa. (23/8/2014, JM Torres)
En junio de 1927 la revista El Progreso Fotográfico publica una dura crítica de Antoni Arissa sobre una exposición fotográfica celebrada en el CEC:
En junio de 1927 la revista El Progreso Fotográfico publica una dura crítica de Antoni Arissa sobre una exposición fotográfica celebrada en el CEC:
“En
tres de las Salas de nuestra primera entidad excursionista están
expuestas al público un interesante conjunto de fotografías de sus
socios. A primera vista, y prescindiendo naturalmente de la Sala
dedicada a fotografías de deportes de invierno (pues sabemos de
antemano lo que veremos en ella o cuál es su finalidad), nos damos
cuenta de que visitamos una Exposición de obras de fotógrafos
excursionistas, por la diversidad de sus asuntos y documentación de
bellos lugares, excluyendo, claro está, de esta consideración, en
limitado número de pruebas que, por su acabada ejecución, destacan
ventajosamente del importante resto.
En
general, no vemos en esta Exposición aquellas obras premeditadas, de
trípode seguro y encuadramiento rebuscado que, a veces con un poco
de espera, un leve rayo de sol nos hace resaltar un término o nos
define un infinito… Nos hablan claramente en la febrosidad del
artista caminante que mientras pierde un tiempo en el enfocamiento de
un crepúsculo tempestuoso que a él le cautiva, obliga a sus
compañeros a alejarse apresuradamente del incógnito desenlace de
aquel caer de la tarde.
Ciertamente
nos duele que una entidad que cuenta con un selecto número de
fotógrafos no haya demostrado plenamente que pueden y saben hacer
una Exposición digna de alabanza ahora, en estos momentos en que
todos los que a este arte nos dedicamos parece despertamos de un
sopor que mutuamente nos transmitíamos, que la prensa local nos
ofrece sus páginas y nos da apoyo, que celebramos las primicias de
un Salón Español de Fotografía y estamos en vísperas de un
Internacional. Ahora era tiempo amigos, de que nos demostraseis
prácticamente que se puede hacer fotografía documental sin perder
aquella nota artística que le dignifica y no decae en el deplorable
efecto de postal ampliada: en el campo, concibiendo ideas, y en el
laboratorio, dándoles vida con adecuados procedimientos. No queremos
con nuestras palabras enseñaros nada, pues sobradamente tenéis
demostrado en varias ocasiones vuestras aptitudes. Acéptalas como
estímulo, como ruego, para que vosotros, los que podéis con vuestro
criterio, no hagáis lo que la mayoría, fotografiar: con un buen
aparato y escasos conocimientos todo el mundo es apto. Cread, esa es
vuestra misión, en estos bellos parajes, en nuestros momentos exuberantes en vegetación, en movimiento, en luz; en nuestras calles, en todas partes encontraréis motivos suficientes para crear,
recordando, no obstante, los lugares visitados. Merecen ser citadas
en primer lugar las colecciones de Claudio Carbonell, quien nos
demuestra una vez más su perfecto conocimiento del arte de la luz.
Los interiores de R. Carbonell y los no menos interesantes de
Joaquín Torras. Los retratos de Francisco Blasi, siendo muy
acabados, les falta naturalidad, nota imprescindible para el fin
propuesto por su autor. M. Gausachs expone una colección espléndida por sus asuntos, no por su pintura, que a nuestro entender la
desmerece, y por este orden podríamos ir citando algunas más, que
desistimos por falta de espacio.”
(ARISSA,
El Progreso
Fotográfico, 1927,
junio, 139)
La
Retina del Sabio (1998, 232-33)