O sea reflexiones en torno a la fotografía pobre, pobreza fotográfica, miseria fotográfica, fotografía miserable y cosas por el estilo.
En 1997 viajé a Cuba. Me impactaron los medios limitados y arcaicos con los que trabajaban. Al mismo tiempo sentí una profunda admiración y envidia por sus fotógrafos minuteros, los iluminadores de fotografías y por un artista fotógrafo cuyo nombre no recuerdo que me enseñó unas fotos realizadas por fuerza y necesidad con material caducado y que reflejaba situaciones de escasez general. En fin que mientras hay vida hay esperanza y que incluso con escasos medios se pueden hacer maravillas.
Por otra parte constatar que algunos fotógrafos del primer mundo que comen caliente todos días, duermen en un lecho confortable y disponen de equipos fotográficos sofisticados, mendigan aquí y allá dinerillos para proyectos tan interesantes, pero no más, que la de los citados fotógrafos cubanos y otros que tratan de hacer un trabajo digno con medios muy limitados.