Cuando veo una foto abandonada tengo casi la misma sensación de malestar y tristeza que cuando observo o tengo noticias de una mascota abandonada. Seguro que los amantes de los animales pensaran que exagero. Pero se equivocan. Yo también respeto a los animales domésticos y les deseo lo mejor de lo mejor. Pero ver fotos tiradas en los alrededores de los contenedores me pone enfermo. ¿Cuántas de ellas habrán sido cruelmente troceadas por una tijera o un destructor de documentos?. ¿Cuántas fotografías habrán sido víctimas del fuego, el sol, el agua, o los insectos?
Con cada fotografía que desaparece, muere un instante, un recuerdo, una mirada, y un sentimiento.