Me gustaría preguntarles a las fotógrafas y los fotógrafos si han deseado o amado a más seres humanos o más a cámaras fotográficas. La naturaleza y la intensidad de los sentimientos hacía las personas y hacía los artilugios es muy diversa. Pero las pasiones fotográficas desatan amores imposibles con cámaras terriblemente caras o raras. Las pasiones humanas también están saturadas de asignaturas pendientes, de miradas que nunca se cruzan y de silencios lapidarios.
En muchas ocasiones los amores humanos y nos fotográficos entran en competencia. Cuantas veces los fotógrafos nos hemos visto sometidos al chantaje emocional; "o yo o tus cámaras de mierda." La fotografía roba casi tanto tiempo y dinero como las relaciones de pareja. No todas las parejas son comprensivas con las sesiones de laboratorio, de ordenador o de viajes fotográfico. La fotografía arropada por la publicidad y la competencia nos hace en ocasiones más recursos de los razonables.
Encontrar el camino que nos permita nadar y guardar la ropa, pensar y sentir, tomar fotografías y hacer el amor, nos ayudará a poder desarrollar las pasiones de la mayoría de los fotógrafos. En mi caso el amor y la fotografía.