Perro de dos cabezas
Cuesta creer que con una sola pata, el perro de dos cabezas haya podido sobrevivir. Seguramente la clave tiene mucho que ver con que con sus dos testas controla visualmente tanto proa como popa. Ciertos biólogos han querido ver en él, erróneamente, una mutación del Cancerbero. Los servicios de mantenimiento y los pintores en particular son su mayor enemigo. Sin embargo, los grafiteros los respetan por considerarlos más obra de arte que un ser apocalíptico.