Prohibido molestar a los vecinos
La convivencia entre viejos cascarrabias y jóvenes folloneros puede ser explosiva. Los gustos musicales son muy diversos. Pero cuando por tu tabique o por tu galería entran sonidos no deseados tu bienestar se resiente. Si los ruidos se deben a discusiones, gritos, peleas o altercados el malestar se multiplica. Por otra parte el voto de silencio de ciertos monasterios no deja de ser un ejercicio de masoquismo. El ruido puede agobiar, pero el silencio puede matar.