Punto de lectura
No me importaría reencarnarme en un punto de lectura. De esta forma desempeñaría una abnegada labor socio-cultural. Vivir entre los libros es una de las aspiraciones de un ratón de biblioteca como quien les escribe. Claro que también podría reencarnarme en un lepisma o en algún que otro bicharraco que se alimenta preferentemente del invento de Gutenberg.