Durante más de 40 años el buzón de correos cumplió su trabajo sin descanso. Periódicamente un cartero pasaba a recoger sus cartas. De vez en cuando lo repintaban. Últimamente de color amarillo. Resistió bastante bien la telefonía. Pero no ha podido con el correo electrónico, el Facebook, el SMS y otros sistemas de mensajería instantánea. De vez en cuando soportaba estoicamente pintadas. La última fue, lo recuerdo muy bien, “C i U ens roba”. También padeció meadas de perro, cagadas de moscas y diversos atentados de pirómanos. El hueco que deja en la calle es evidente y el vacío que nos deja es inmenso.