No tengo claro si la crisis es un cáncer más o menos curable, un tremendo resfriado o una plaga de langosta. Pero acabamos con ella o acabará con nosotros. Tal vez no existan soluciones mágicas, ni salidas permanentes. Parece que la mayoría de los políticos y los economistas van a la deriva. A ver si aparece un flautista de Hamelin y la liquida.