Me
falta valor para ser un buen fotógrafo. Hoy dejé escapar la foto de
mi vida. Subía por las escaleras mecánicas del metro cargado con
bolsas del supermercado, sobrado de apetito y con ganas de orinar.
Observé unas lonchas de salchichón al borde de la escalera. Mi
mente de fotógrafo me pedía sacar la Canon G9, pero como no soy un
pulpo ni un malabarista lo dejé estar. Se ha perdido una foto
curiosa y, seguramente, una buena hostia.