Tener
tiempo como insulto, pecado, falta o menoscabo
Durante
mucho tiempo conservé, más o menos, intacto un bien intangible
particularmente reconfortante. Sin hacer un pacto con el Diablo, ni
nada parecido, he podido estudiar, investigar, leer, escribir,
fotografiar...
Los
efectos de los recortes, el cansancio de la edad y ciertos
compromisos familiares han disminuido mi capital temporal. Pero aún
así voy sobrado para llevar este blog y continuar haciendo bastantes
cosas.
Mi
tiempo libre ha sido un gran tesoro que he intentado administrarlo
con sabiduría. Regalándome algunos caprichos con cierta frecuencia.
Sin
embargo demasiados individuos menosprecian ese banco del tiempo que
me he auto-regalado. Sienten celos y envidias por que mi agenda
disponga de huecos para ver exposiciones, ir al cine, dar paseos o
tomar café con mis amistades y porque no me aburra como una ostra
cual prejubilado ocioso. A toda esa gentuza les digo, “que os den.”