Se le veía usado y manchado de pintura. Pero todavía podría haber albergado numerosos lienzos. No le hubiese importado ser compartido por diferentes artistas, ni siquiera novatos o presuntos restauradores de "Ecce Homo." Le daba igual ser testigo de un bodegón, un retrato o un desnudo. Le gustaba salir a la calle para pintar paisajes y no le asustaba el arte abstracto. Por el contrario apenas le consolaba en su abandono la compañia de un viejo lienzo, una paleta y algunos pinceles secos.