Quienes han vivido mucho o quienes entienden algo de historia de la fotografía han tenido la oportunidad de visionar innumerables fotografías que amarillean, se desvanecen, se quiebran, se queman o se descomponen. En el amor pasan cosas parecidas y aún peores. Y sin embargo solemos tener la esperanza de que nuestras fotografías pervivirán y que nuestros amores caducaran cuando estiremos la pata. No se hagan ilusiones.