Lo mejor que le puede pasar a una fotografía es que se sienta cuidada y querida. Sin embargo los positivos y los negativos toleran muy mal las caricias y los manoseos. Las fotografías son por naturaleza exhibicionistas. Les encanta ser mostradas en exposiciones, publicaciones, álbumes fotográficos, pases de audiovisuales y páginas web de todo tipo. El polvo, el frío, el calor, la luz, la humedad, los insectos, el agua y los líquidos en general les sientan fatal. Las imágenes electrónicas sufren más de la cuenta por la obsolescencia programada de los sistemas informáticas, los campos magnéticos, las papeleras de reciclaje y por la torpeza y en ocasiones la mala fe de algunos de sus presuntos cuidadores.
Puede que tener fotografías no sea tan comprometido como tener hijos, animales o tus suegros. Pero en cualquier caso las imágenes tienen sus necesidades y sus manías. Por favor, cuidalas como se merecen.