Con el agua al cuello, con la cámara al cuello
Aunque seas un nadador experto puedes acabar muy mal con el agua al cuello. Llevar la cámara al cuello también tiene sus peligros. Sobretodo los relacionados con la desconfianza que puedes levantar y por el desmesurado interés que despierta en los amigos de la ajeno. Especialmente llamativo resulta un tipo con aspecto de turista con dos cámaras al cuello en un país del tercer mundo.