viernes, 1 de mayo de 2015

A buena foto, mal pago

A buena foto, mal pago. Reflexiones sobre la ingratitud fotográfica.

El 99% de los seres humanos piensan que la mayoría de las fotos que toman son una pasada. Si el modelo es un ser querido, un acontecimiento dichoso o un lugar emblemático el porcentaje sube al cien por cien. La certeza del presunto artista se desvanece al recibir algunas críticas de personas que entienden un poco de fotografía. Entonces el fotógrafo aficionado se cabrea contra su crítico, su cámara y contra si mismo.

A los fotógrafos expertos les pasan cosas parecidas o mucho peores cuando presentan imágenes para exposiciones, concursos o para ser comercializadas. Tanto esfuerzo y tanto dinero invertido para que un crítico implacable o interesado o un cliente voluble o tacaño te lo tiren por la borda.