Texto humorístico dirigido a hijos de fotógrafos y fotógrafas profesionales,
socios de agrupaciones fotográficas, y artistas, periodistas, científicos y
técnicos que utilizan habitualmente la fotografía.
Si los padres sólo sacan fotos con sus móviles resulta
relativamente fácil que los hijos que se interesan por las imágenes acaben más
pronto que tarde superando a sus progenitores. Pero ¿Qué pasa cuando tu padre o
tu madre son una reconocida profesional o un imaginativo artista-fotógrafo?
Seguramente los retoños nunca harán
sombra a sus padres. Por eso es necesario un curso para estas frustradas
criaturas. Los profesores de estos talleres serán reconocidos pedagogos de la
fotografía que no tengan descendencia. Al no disfrutar de la dicha de la
paternidad o de la maternidad, estos enseñantes incidirán en los defectos y las limitaciones
de los padres como fotógrafos expertos y como seres humanos en general.
De esta forma, al conocer los puntos débiles de sus progenitores, los hijos
podrán reorientar su actividad a especialidades más rentables y seguras.