Los canallas suelen dormir en paz como en la película de
Akira Kurosawa o como en el día a día de este país saqueado por la corrupción.
Tras las elecciones se descubre otro presunto canalla en Valencia. Pasado
mañana seguro que aparecen varios más. De esta forma no resulta difícil
fotografiar a un canalla o a una canalla. Seguramente los reporteros de prensa
deben tener los huevos pelados de fotografiar a damas y caballeros corruptos.
Pero los aficionados también pueden con sus teléfonos móviles y cámaras compactas atesorar un archivo de
indeseables. Sólo tienen que dejarse ver en inauguraciones, mítines o en las
visitas de los políticos a mercados y centros sociales. Por si acaso lleve
siempre la cámara preparada.