Cada vez más tengo que sacar pelotas fuera y consolar a gente que lo está pasando mal. A fuerza de problemas y malas noticias acabas travistiéndose en una mala imitación de sacerdote, psicólogo o hermanita de la caridad. Pero en el fondo el cartel tiene razón. Las preocupaciones nos afectan y nos destruyen más y peor que los verdaderos problemas. El caso del joyero que falleció de un infarto tras enfrentarse a unos ladrones es paradigmático.