En Barcelona faltan bancos (para sentarse) y sobran de los otros (los que timan y deshaucian). En especial en los barrios más escarpados. Me estoy haciendo mayor y de vez en cuando siento la necesidad de descansar. No es fácil. Y en ocasiones debo reponer fuerzas en algún bar. Casi siempre aprovecho para orinar. Y esa es otra. En Barcelona resultan casi más difícil encontrar un aseo público que un político honrado.