Durante muchos años me interesé más por la fotografía de ficción que por la de la realidad. La fotografía de teatro polarizó mi producción y lo pasé bastante bien. La historia de la fotografía me obligó a dejar la fotografía teatral. La actual crisis dirije mi cámara y mi pluma a una sangrante realidad.
La fotografía del espectáculo es técnicamente complicada. Pero, en ocasiones, depara hermosas imágenes. La miseria que nos rodea es cualquier cosa menos bella. Pero es necesario ser testimonio hasta el final de un marasmo que tal vez acabe con muchos de nosotros.