Ahora más que nunca andamos sobrados de reyes, príncipes, princesas y gobernantes de la derecha más rancia. La III República no es un punto final. Pero tal como están las cosas una república podría ser el principio de una sociedad más democrática, más justa y más progresistas. Mi rechazo pues a las monarquías caducas y a los nacionalismos patrioteros y reduccionistas.