El paseo de Gracia de Barcelona se ha convertido en un parque temático del lujo asiático. Ahora que demasiada gente carece de lo más elemental puede resultar obsceno el gasto superfluo. Sin embargo, los engranajes de la economía y del turismo en particular se alimentan de estos turistas podridos de dinero que recorren la Sagrada Familia, el parque Güell, la catedral y desde luego los comercios lujosos.