viernes, 19 de abril de 2013

Vivan las cadenas

En ocasiones nos persiguen redes, lazos, telarañas y cadenas más allá de su envolvente y enmarañada realidad. Las sombras de la opresión se esconden, por ejemplo, en amenazas veladas de deshauciadores, jefecillos de personal, polítiquillos de opereta y chuloputas de mierda. Pero a veces somos nosotros mismos quienes nos liamos más que la pata de un romano y acabamos agobiados por una pléyade de autoobligaciones que nos asfixian. Saber quitarse la mierda de encima  más que una necesaria medida de higiene es una obligación para poder sentirse más o menos libre.