sábado, 20 de abril de 2013

Atrapados

Casi todos nos hemos quedado atrapados en alguna que otra ocasión. Demasiadas personas están entrapadas con deudas, préstamos e hipotecas diversas. Generalmente nos ahoga la rutina o un entorno familiar, laboral o social insostenible. En ocasiones somos nosotros mismos quienes nos ahogamos en un vaso de agua. Nos traicionan los nervios y vemos gigantes dónde sólo hay molinos de viento. El pasado martes conseguí salir, momentáneamente, de un problema emocional y profesional que me bloqueaba. Pero acto seguido me quedé encerrado en el metro, una mirada amistosa me dió ánimos y la puerta del vagón acabó abriéndose. No hace mucho se estropeó la cerradura de la puerta de mi casa. A pesar de mi torpeza pude desatornillar el pasador. El otro día me quedé encerrado en un cajero automático. Una persona que estaba esperando me ayudó a abrir la maldita puerta. Para otra ocasión dejo las diversas ocasiones en que me he quedado encerrado en un ascensor. Casi igual que en la famosa canción de L. E. Aute; "El ascensor se detuvo entre dos pisos". Sin duda soy un nombre de suerte, por el momento.