En ocasiones afrontamos una realidad particularmente descompuesta. La podredumbre transforma está otrora rica berenjena en un rosario de decoloraciones, mohos, flacideces y arrugas fatales. Al resto de verduras les espera sin duda un final parecido. No tengo claro si soy un trozo de zanahoria o una deliciosa judía verde. Pero resulta evidente que lo peor está por llegar.