El ayer es un recuerdo
sepultado bajo el tiempo.
El tiempo es una palabra
marcada por tu sonrisa.
Tu sonrisa es una fuente
de la que brota el deseo.
El deseo es un volcán
dónde estalla la esperanza.
La esperanza es un espejo
eclipsado por tu cuerpo.
Tu cuerpo es un sortilegio
quebrado por la nostalgia.
La nostalgia es una espada
que descompone el sonido.
El sonido es una sombra
violada por la luz.
La luz es un espejismo
diluido por tu sangre.
Tu sangre es un santuario
marchitado en el otoño.
El otoño es una imagen
que hace olvidar el ayer.