En el ámbito personal tengo algunas razones para estar más o menos contento. Sin embargo, la situación socioeconómica de Barcelona y alrededores no deja de ser inquietante. El paro aumenta, la pobreza se acrecienta y la crispación política es preocupante. En este contexto he acabado de leer Lluís M. Xirinacs(1976): Entro en el gran buit. Diari de Presó, II/1975, Ed. Nova Terra, Barcelona.
Xirinacs y muchos de los luchadores antifranquista lo pasaron mucho peor que nosotros. Estar en una cárcel franquista en 1975 era sin duda una experiencia terriblemente angustiante. Sorprende sus conocimientos de dietética y de medicina. Su crítica a los médicos y las medidas sanitarias carcelarias son devastadoras. Xirinacs los describe como poco menos que discípulos del doctor Mengele. Más normal, pero no menos critica, es la descripción que hace del personal de instituciones penitenciarias y de las fuerzas de seguridad del régimen. Para Xirinacs ETA y FRAP fueron quienes de verdad desestabilizaron el régimen franquista. Según él, los políticos sacarían provecho de su "valentía". Gran parte de la obra trata de su huelga de hambre y de rechazo a cumplir las normas penitenciarias. También habla de un pacifismo que no está reñido con lo que hoy hoy llamamos terrorismo, pero que en 1975 era una forma de lucha armada contra un régimen sanguinario. El estilo de Xirinacs es muy atractivo y su rigor moral intachable. Apenas hay referencias a cuestiones religiosas, algo también sorprendente para un sacerdote católico.
Estemos o no de acuerdo con sus ideas creo que nos hubieran ido mucho mejor las cosas si hubieran existido muchos Xirinacs.